La historia de Lilia Alejandra Andrade, una joven de 17 años que fue víctima de feminicidio en 2001, ha resurgido en el ámbito internacional tras más de dos décadas de impunidad. Este caso, que ha marcado la vida de su madre, Norma Andrade, y de su familia, se ha presentado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) con la esperanza de que se reconozca la responsabilidad del Estado Mexicano en la muerte de Lilia y las fallas en la investigación que han perpetuado la impunidad.
La desaparición de Lilia Alejandra el 14 de febrero de 2001 y su posterior hallazgo sin vida una semana después, con signos evidentes de violencia y abuso sexual, ha sido un doloroso recordatorio de la violencia de género que persiste en México. A pesar de que se han abierto múltiples líneas de investigación y que actualmente hay una persona detenida, la familia de Lilia sostiene que las autoridades no han proporcionado pruebas suficientes para vincular al detenido con el caso. Norma Andrade ha denunciado que las pruebas de ADN que podrían haber esclarecido el caso fueron ignoradas y que la investigación ha estado marcada por la falta de rigor y la manipulación política.
### La Lucha por la Justicia
La abogada Karla Michel Salas, defensora de Norma, ha señalado que los escasos avances en el caso reflejan fallas estructurales en el sistema de justicia mexicano. La falta de capacitación de las autoridades y el manejo político ineficaz han llevado a que, en lugar de buscar la verdad, se fabriquen culpables. Esta situación ha dejado a la familia de Lilia en una lucha constante por justicia, no solo para su hija, sino también para otros casos similares que han quedado en el olvido.
El hecho de que el caso de Lilia Alejandra haya llegado a la CIDH es un paso significativo. La defensa espera que la Corte emita una sentencia que no solo reconozca la injusticia sufrida por Lilia, sino que también establezca un precedente para otros casos de feminicidio en México. La importancia de este caso radica en su potencial para generar cambios en las políticas públicas y en la forma en que el Estado aborda la violencia de género.
Norma Andrade ha expresado su deseo de que la sentencia no solo beneficie a su familia, sino que también sirva para proteger a otros menores que quedan huérfanos a causa de feminicidios. La lucha de Norma se extiende más allá de la búsqueda de justicia individual; busca un cambio sistémico que garantice que los derechos de los niños y adolescentes huérfanos sean reconocidos y protegidos.
### La Realidad del Feminicidio en México
El caso de Lilia Alejandra es un reflejo de una problemática más amplia en México, donde la violencia de género y los feminicidios han alcanzado niveles alarmantes. Ciudad Juárez, la ciudad donde ocurrió el asesinato de Lilia, sigue siendo una de las más peligrosas para las mujeres en el país. En los primeros meses de 2025, se registraron asesinatos de mujeres por razones de género, lo que subraya la urgencia de abordar esta crisis.
La lucha de Norma Andrade y su familia es un llamado a la sociedad mexicana para que no se ignore la violencia que enfrentan las mujeres. La presentación del caso ante la CIDH no solo busca justicia para Lilia, sino que también pretende visibilizar las omisiones del Estado y la necesidad de implementar políticas efectivas que prevengan la violencia de género. La defensa de Norma ha enfatizado que es crucial que el feminicidio sea tipificado como un delito sistémico, y que se establezcan leyes que protejan a los huérfanos de feminicidio, no solo en el caso de Lilia, sino en todos los casos que han quedado en la sombra.
La historia de Lilia Alejandra Andrade es un recordatorio de que la lucha por la justicia es un camino largo y difícil, pero también es un testimonio de la resiliencia de las familias que buscan verdad y justicia en un sistema que a menudo falla. La visibilidad que ha ganado este caso a nivel internacional puede ser un catalizador para el cambio, y la esperanza es que, al final, se logre un impacto positivo en la vida de muchas mujeres y sus familias en México.
