La situación humanitaria en Gaza ha alcanzado niveles críticos, lo que ha llevado a Israel a reconsiderar su enfoque en la distribución de ayuda. A medida que la presión internacional aumenta para facilitar la entrada de asistencia humanitaria, se ha planteado un nuevo esquema que podría permitir que organizaciones no gubernamentales manejen la ayuda no alimentaria, mientras que un nuevo grupo, respaldado por Estados Unidos, se encargará de la distribución de alimentos. Este cambio de estrategia podría ser un indicativo de que Israel está buscando formas de aliviar la crisis humanitaria sin perder el control total sobre el proceso.
**La Nueva Estrategia de Distribución de Ayuda**
Según una carta obtenida recientemente, Israel ha acordado con la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés) que la ayuda no alimentaria, que incluye suministros médicos y artículos de higiene, será gestionada por organizaciones establecidas bajo la supervisión de la ONU. Este acuerdo, que se formalizó el 22 de mayo, sugiere que Israel está dispuesto a permitir que los grupos de ayuda operen en Gaza, aunque con ciertas limitaciones. La GHF, que aún no ha comenzado a operar en el territorio, tiene como objetivo manejar la distribución de alimentos desde varios centros en Gaza, con la protección de contratistas privados armados.
Sin embargo, este nuevo enfoque ha generado preocupaciones entre las organizaciones humanitarias que advierten que la GHF podría no tener la capacidad necesaria para satisfacer las necesidades de la población. La carta también menciona que la GHF y las agencias de la ONU continuarán trabajando en paralelo hasta que se establezcan al menos ocho centros operativos para la distribución de alimentos. Esta superposición es vista como un intento de mitigar el impacto negativo que podría tener la GHF en la población palestina, que ya enfrenta una crisis humanitaria severa.
**Reacciones Internacionales y Críticas**
La respuesta a este nuevo plan ha sido mixta. Mientras que algunos grupos de ayuda han expresado su apoyo a la continuación de la asistencia humanitaria bajo el sistema actual, otros han criticado la intervención de Israel en el proceso de distribución. La ONU ha rechazado el plan, argumentando que permite a Israel utilizar la ayuda alimentaria como un arma y que no se alinea con los principios humanitarios. La situación se complica aún más con el hecho de que Israel ha bloqueado la entrada de alimentos y otros suministros esenciales durante casi tres meses, lo que ha exacerbado la crisis para los 2,3 millones de palestinos que viven en Gaza.
Expertos en derechos humanos y analistas internacionales han señalado que la GHF, dirigida por exoficiales militares y contratistas de seguridad, podría no ser la solución adecuada para gestionar la ayuda en un contexto tan delicado. Mairav Zonszein, analista del International Crisis Group, ha afirmado que este acuerdo es un intento de Israel y la GHF de crear una apariencia de ayuda funcional, aunque el mecanismo propuesto no parece estar preparado para abordar las necesidades urgentes de la población de Gaza.
Por otro lado, el Consejo Noruego para Refugiados ha enfatizado que Israel, siendo parte del conflicto, no debería tener control sobre la distribución de la ayuda humanitaria, ya que esto podría comprometer la independencia y la neutralidad de la asistencia. La interferencia en el proceso de ayuda podría resultar perjudicial para aquellos que más lo necesitan, y podría llevar a un mayor sufrimiento para la población civil.
La GHF ha sido objeto de un mayor escrutinio, y se ha informado que un grupo de defensa con sede en Ginebra está considerando acciones legales para instar a las autoridades suizas a monitorear las actividades de la fundación. A pesar de las críticas, un portavoz de la GHF ha defendido que la organización opera de acuerdo con los principios humanitarios y que su presencia es necesaria para garantizar la seguridad en el proceso de distribución de ayuda.
La guerra en Gaza, que comenzó el 7 de octubre de 2023, ha dejado un saldo devastador, con miles de muertos y una crisis humanitaria que se agrava día a día. La situación actual plantea serias preguntas sobre la efectividad de los mecanismos de ayuda y la capacidad de las organizaciones para operar en un entorno tan complicado. A medida que las tensiones continúan, la comunidad internacional observa de cerca cómo se desarrollará esta nueva estrategia de distribución de ayuda y qué implicaciones tendrá para el futuro de Gaza y su población.