Las inundaciones en Vietnam han dejado un saldo trágico de al menos 10 muertes y tres personas desaparecidas, a raíz del paso del ciclón Matmo, que azotó el sur de China antes de debilitarse. Este fenómeno meteorológico ha causado estragos en el norte de Vietnam, especialmente en la provincia de Thai Nguyen, donde se reportaron cuatro decesos y alrededor de 200,000 viviendas afectadas por las intensas lluvias. El primer ministro, Pham Minh Chinh, visitó la región para supervisar las labores de rescate y distribución de ayuda humanitaria, mientras las autoridades movilizaban a más de 7,600 soldados y voluntarios para enfrentar la emergencia.
La situación se ha vuelto crítica, ya que las lluvias torrenciales han provocado el desbordamiento de ríos y deslizamientos de tierra, lo que ha llevado a las autoridades a emitir alertas sobre posibles corrimientos de tierra en las áreas más afectadas. En la provincia de Bac Ninh, situada a 30 kilómetros al noroeste de Hanói, se reportaron tres muertes adicionales, mientras que otras dos personas perdieron la vida en Thanh Hoa y una en Cao Bang, que limita con China. Los equipos de rescate continúan buscando a las personas desaparecidas en Thai Nguyen y Thanh Hoa, mientras la población enfrenta la devastación de sus hogares y medios de vida.
La agricultura ha sufrido pérdidas significativas debido a las inundaciones, y las infraestructuras han quedado gravemente dañadas. Las autoridades locales están trabajando arduamente para evaluar los daños y proporcionar asistencia a los afectados. En Tailandia, el impacto del ciclón Matmo también ha sido severo, con al menos 22 muertes y casi 370,000 personas afectadas por inundaciones en varias provincias del centro y norte del país. Este tipo de fenómenos meteorológicos son comunes en el Sudeste Asiático, donde las aguas cálidas del océano Pacífico favorecen la formación de ciclones.
El tifón Matmo no es un caso aislado en la región. En los últimos meses, Vietnam ha enfrentado una serie de tifones devastadores. A finales de septiembre, el tifón Bualoi dejó al menos 58 muertos y desaparecidos, mientras que el tifón Kajiki, a finales de agosto, causó la muerte de siete personas. En septiembre de 2024, el tifón Yagi provocó más de 300 muertes debido a lluvias intensas y deslizamientos de tierra. La frecuencia y la intensidad de estos fenómenos han llevado a un aumento en la preocupación por la seguridad y la preparación ante desastres en la región.
La respuesta del gobierno vietnamita ha sido rápida, pero los desafíos son enormes. Las autoridades están trabajando para garantizar que la ayuda llegue a quienes más la necesitan, mientras que los equipos de emergencia continúan evaluando la situación en las áreas más afectadas. La comunidad internacional también ha mostrado interés en apoyar los esfuerzos de recuperación, aunque la magnitud de la devastación plantea serias dificultades.
A medida que el país se recupera de este último desastre, es esencial que se implementen medidas a largo plazo para mitigar el impacto de futuros ciclones y desastres naturales. Esto incluye la mejora de la infraestructura, la planificación urbana adecuada y la educación de la población sobre cómo prepararse y responder a situaciones de emergencia. La resiliencia ante desastres es crucial para garantizar la seguridad y el bienestar de las comunidades vulnerables en Vietnam y en toda la región del Sudeste Asiático.
El ciclón Matmo ha puesto de relieve la vulnerabilidad de Vietnam ante los fenómenos climáticos extremos y la necesidad de una respuesta coordinada y efectiva. La colaboración entre el gobierno, las organizaciones no gubernamentales y la comunidad internacional será fundamental para ayudar a las comunidades a recuperarse y reconstruir sus vidas tras esta tragedia. A medida que el país enfrenta los desafíos inmediatos de la recuperación, también debe mirar hacia el futuro y trabajar en la construcción de un entorno más seguro y resiliente para todos sus ciudadanos.
