La situación en Gaza continúa siendo un punto de conflicto intenso, no solo entre Israel y los grupos militantes, sino también dentro del propio gobierno israelí. El primer ministro Benjamín Netanyahu ha manifestado su intención de llevar a cabo una invasión total de la Franja de Gaza, lo que ha generado una fuerte oposición por parte del jefe del Ejército, Eyal Zamir. Esta discordia interna refleja las complejidades de la guerra en curso y las decisiones difíciles que enfrenta el liderazgo israelí.
**La Guerra en Gaza: Contexto y Consecuencias**
Desde que el conflicto se intensificó en octubre de 2023, tras un ataque del grupo miliciano Hamás, el Ejército israelí ha logrado controlar aproximadamente el 75% del territorio de Gaza. Sin embargo, esta ocupación ha tenido un costo devastador para la población civil. La guerra ha destruido infraestructuras esenciales como viviendas, escuelas, mezquitas y hospitales, dejando a la mayoría de los residentes desplazados y en condiciones críticas. Las organizaciones humanitarias han alertado sobre una inminente crisis de hambre, con la ONU describiendo la situación como «profundamente alarmante».
El Ejército israelí ha sido cauteloso en sus operaciones, evitando áreas donde se cree que hay rehenes. Esta estrategia ha sido criticada por algunos sectores que argumentan que la falta de acción decisiva ha permitido que Hamás mantenga el control sobre los rehenes. En este contexto, Netanyahu ha presionado para que se amplíen las operaciones militares, argumentando que la liberación de los rehenes no se ha logrado de manera efectiva a través de negociaciones diplomáticas.
**Divisiones en el Gobierno Israelí**
La reunión reciente entre Netanyahu y Zamir, que duró tres horas, puso de manifiesto las tensiones dentro del gobierno. Zamir advirtió sobre los riesgos de una invasión total, sugiriendo que podría atrapar a las fuerzas israelíes en un conflicto prolongado en un territorio del que se retiraron hace dos décadas. A pesar de estas advertencias, Netanyahu parece decidido a seguir adelante con sus planes, lo que ha generado preocupación entre los altos mandos militares y los ministros del gabinete.
El ministro de Defensa, Israel Katz, ha defendido el derecho del jefe militar a expresar su opinión, pero también ha enfatizado que las decisiones del gobierno deben ser implementadas por el Ejército. Esta postura refleja la complejidad de la situación, donde las decisiones políticas y militares deben equilibrarse cuidadosamente para evitar un mayor deterioro de la situación en Gaza.
La próxima reunión del gabinete de seguridad, programada para el jueves, será crucial para determinar el rumbo de las operaciones militares en Gaza. Netanyahu, quien lidera un gobierno de coalición de extrema derecha, enfrenta presiones tanto internas como externas. Algunos de sus aliados han amenazado con abandonar el gobierno si se considera poner fin a la guerra, lo que añade una capa adicional de complejidad a la toma de decisiones.
Mientras tanto, la situación humanitaria en Gaza se agrava. Se estima que cerca de 200 palestinos han muerto de inanición desde el inicio del conflicto, y las imágenes de rehenes desnutridos han provocado condenas internacionales. La falta de alimentos y medicinas ha llevado a una crisis humanitaria sin precedentes, y las organizaciones de derechos humanos han instado a la comunidad internacional a intervenir.
La guerra en Gaza no solo ha tenido un impacto devastador en la población civil, sino que también ha exacerbado las tensiones políticas dentro de Israel. La presión sobre Netanyahu para actuar decisivamente en la liberación de los rehenes y la ocupación de Gaza se enfrenta a la realidad de un Ejército que advierte sobre las consecuencias de una acción militar ampliada.
A medida que se desarrollan los acontecimientos, el futuro de Gaza y la estabilidad del gobierno israelí permanecen en un delicado equilibrio. Las decisiones que se tomen en los próximos días podrían tener repercusiones significativas no solo para la región, sino también para la política interna de Israel. La comunidad internacional observa con atención, esperando que se encuentre una solución que pueda aliviar el sufrimiento de la población civil y poner fin a un conflicto que ha durado demasiado tiempo.