En un contexto de creciente tensión y conflicto, Israel ha sido escenario de una huelga nacional que ha reunido a miles de ciudadanos en las calles, exigiendo el fin de la guerra en Gaza y la liberación de los rehenes israelíes. Desde la madrugada, diversas organizaciones han convocado a la población a manifestarse, bloqueando carreteras y ocupando plazas públicas con el objetivo de hacer escuchar su voz ante el gobierno. Este movimiento surge pocos días después de que el gobierno israelí aprobara la expansión de su ofensiva en la Franja de Gaza, lo que ha intensificado el descontento entre los ciudadanos.
La huelga ha sido marcada por la presencia de sillas amarillas, un símbolo que representa a los rehenes en Gaza. Entre los participantes se encuentra Steve Zussman, un padre que perdió a su hijo en el conflicto. Zussman ha expresado su deseo de que el gobierno busque la paz y no prolongue la guerra, argumentando que la seguridad de Israel no puede lograrse a través de la violencia continua. «No estamos en condiciones de ceder ante Hamás después de las terribles cosas que nos hicieron el 7 de octubre de 2023», declaró, enfatizando la necesidad de liberar a los rehenes y buscar una solución pacífica.
La situación en Gaza es compleja, con informes que sugieren que aún quedan aproximadamente 50 rehenes, de los cuales 20 estarían vivos. La presión sobre el gobierno israelí para que actúe en favor de estos cautivos es palpable, y muchos manifestantes creen que la prolongación del conflicto solo traerá más sufrimiento a ambas partes. Tanner Smith, un estudiante estadounidense en Jerusalén, también se unió a las protestas, señalando que la prioridad debe ser la liberación de los rehenes antes de abordar la cuestión de la seguridad nacional.
Las manifestaciones han tenido un impacto significativo en la vida cotidiana de los israelíes. Las carreteras principales, como la que conecta Jerusalén y Tel Aviv, han sido bloqueadas por vehículos y manifestantes, lo que ha generado un caos en el tráfico. Katia Armosa, una mujer de 72 años, ha participado en varias protestas y ha expresado su frustración por la falta de acción del gobierno. «Hoy es el día 681 desde que los rehenes están en los túneles de Gaza sin ser liberados», comentó, subrayando la urgencia de la situación.
A medida que avanza el día, se espera que la Plaza de los Rehenes en Tel Aviv se convierta en el epicentro de las protestas. Este lugar ha sido testigo de un campamento permanente instalado por familiares y simpatizantes de los rehenes, donde se llevan a cabo actividades para concienciar sobre la situación. La plaza está adornada con sillas amarillas y retratos de los cautivos, creando un ambiente de solidaridad y esperanza entre los asistentes. Muchos de ellos portan banderas israelíes y camisetas con lemas que piden el fin de la guerra y el regreso de los rehenes.
La huelga también ha atraído a personas de diversas edades y orígenes, unidas por un objetivo común: la paz. Shay Lev Ari, un participante de 39 años, ha señalado que el sufrimiento causado por la guerra afecta a ambos lados del conflicto. «Estamos en contra de la guerra. Queremos que liberen a todos los rehenes y que se detenga la violencia en Gaza», afirmó, reflejando el deseo de muchos de encontrar una solución pacífica a la crisis.
El ambiente en las protestas es de determinación y esperanza, con un fuerte llamado a la diplomacia y a la reconstrucción de Gaza. Guy Nir, otro manifestante, ha expresado que, aunque la guerra fue necesaria en su momento, ahora es tiempo de buscar alternativas pacíficas. «Si uno quiere acabar con Hamás, puede hacerlo combatiendo, y eso fue eficaz cuando tenía gran capacidad militar. Ahora lo razonable es continuar con la diplomacia», concluyó, sugiriendo que la comunidad internacional debería involucrarse en la reconstrucción de Gaza y en el apoyo humanitario.
Las protestas en Israel reflejan un cambio en la percepción pública sobre la guerra y la necesidad de un enfoque más humano y diplomático en la resolución del conflicto. A medida que la situación evoluciona, la presión sobre el gobierno para que escuche a su pueblo y busque alternativas pacíficas se intensifica, marcando un momento crucial en la historia reciente de Israel y su relación con Gaza.
