Un grupo de aproximadamente 60 comerciantes de origen mazahua llevó a cabo bloqueos simultáneos en el Centro Histórico de la Ciudad de México, demandando al Gobierno capitalino la posibilidad de continuar con la venta de sus productos en la vía pública. La movilización, que tuvo lugar alrededor del mediodía, se concentró en las intersecciones de Avenida Pino Suárez y Avenida José María Izazaga, dos de las arterias más transitadas de la zona. La protesta fue liderada por Jaquelin Castillo, quien representa a los comerciantes afectados por la reciente decisión de las autoridades de retirarles los espacios que ocupaban para vender sus productos.
Los manifestantes argumentan que la falta de diálogo con el gobierno ha llevado a esta situación crítica, donde se ven obligados a recurrir a medidas de presión para ser escuchados. Según los reportes, la protesta se intensificó después de que los comerciantes fueron desalojados de los espacios que tradicionalmente ocupaban, tanto en la calle Pino Suárez como en el área donde se encuentra el plantón de los profesores de la CNTE. La principal exigencia de los comerciantes es el acceso a espacios donde puedan vender sus productos, lo que consideran un derecho fundamental para su sustento y el de sus familias.
La situación se tornó caótica, ya que los bloqueos generaron un gran congestionamiento vehicular en una de las áreas más concurridas de la ciudad. Los comerciantes, que portaban carteles con sus demandas, esperaban una respuesta formal por parte de las autoridades locales. A medida que la protesta avanzaba, se registraron momentos de tensión, especialmente cuando un grupo de 30 comerciantes se unió al bloqueo en Avenida Izazaga, intensificando la presión sobre el gobierno para que atienda sus demandas.
La problemática del comercio ambulante en el Centro Histórico no es nueva. A lo largo de los años, ha habido múltiples intentos por parte del gobierno de regular esta actividad, lo que ha generado tensiones entre las autoridades y los comerciantes informales. Muchos de estos vendedores dependen de sus actividades en la vía pública para sobrevivir, y la falta de alternativas laborales viables los ha llevado a organizarse y a manifestarse en diversas ocasiones.
### Contexto de la Protesta
La protesta de los comerciantes mazahuas se enmarca en un contexto más amplio de descontento social en la Ciudad de México. En los últimos meses, diversas organizaciones y grupos han salido a las calles para expresar sus inquietudes sobre la falta de atención a sus necesidades por parte del gobierno. La situación se complica aún más por la crisis económica que ha afectado a muchas familias, especialmente a aquellas que dependen del comercio informal como su principal fuente de ingresos.
Los comerciantes mazahuas, en particular, enfrentan desafíos adicionales debido a su origen étnico y las barreras culturales que a menudo les impiden acceder a oportunidades de empleo más formales. Esto ha llevado a una mayor organización entre ellos, buscando no solo la defensa de sus derechos como vendedores, sino también el reconocimiento de su identidad cultural y la importancia de su labor en la economía local.
La falta de diálogo con las autoridades ha sido un punto crítico en esta situación. Los comerciantes han expresado su frustración por la ausencia de canales efectivos de comunicación que les permitan plantear sus inquietudes y buscar soluciones. En este sentido, la movilización de este grupo de mazahuas puede ser vista como un llamado a la acción para que el gobierno escuche sus demandas y trabaje en conjunto con ellos para encontrar alternativas que les permitan continuar con su actividad comercial de manera legal y segura.
### Repercusiones y Futuras Acciones
Las repercusiones de esta protesta no solo afectan a los comerciantes, sino también a los transeúntes y a los negocios establecidos en la zona. El caos vehicular generado por los bloqueos puede tener un impacto negativo en la economía local, ya que muchos visitantes evitan áreas congestionadas. Además, la imagen del Centro Histórico, un lugar emblemático de la Ciudad de México, se ve afectada por estas manifestaciones.
A medida que la situación se desarrolla, es probable que los comerciantes continúen organizándose y buscando nuevas formas de hacer escuchar su voz. La presión sobre el gobierno para que aborde sus demandas podría intensificarse, especialmente si no se logran acuerdos satisfactorios en el corto plazo. La historia del comercio ambulante en la Ciudad de México sugiere que estas movilizaciones son solo el comienzo de un proceso más amplio de reivindicación de derechos y búsqueda de soluciones que beneficien a todos los actores involucrados en esta dinámica compleja.