En el panorama político de México, los partidos efímeros han sido una constante desde el año 2000. Estos partidos, que obtienen su registro como fuerzas políticas nacionales por un corto periodo, generalmente un año antes de las elecciones federales, han demostrado ser una fuente de recursos públicos considerable, a pesar de su breve existencia. A lo largo de los años, se han registrado nueve de estos partidos, que han aparecido y desaparecido casi de inmediato, dejando una huella económica significativa en el sistema electoral del país.
### La Vida Corta de los Partidos Efímeros
Los partidos efímeros, como el Partido Humanista o México Posible, han sido un fenómeno recurrente en las elecciones federales. Desde el año 2000 hasta 2024, estos partidos han surgido con nombres llamativos y, en algunos casos, con líderes políticos de renombre. Sin embargo, su vida útil es extremadamente corta, ya que deben cumplir con ciertos requisitos para mantener su registro, como la realización de asambleas estatales y la obtención de un número mínimo de afiliados.
La investigación revela que, en un periodo de casi 25 años, estos partidos han recibido un total de 1,193 millones de pesos en recursos públicos. Este monto es el resultado de la duplicación de las prerrogativas otorgadas a las fuerzas políticas de reciente creación, lo que ha permitido que muchos de estos partidos, a pesar de no alcanzar el umbral del tres por ciento de los votos, se beneficien económicamente.
Por ejemplo, en 1999, el Instituto Federal Electoral (IFE) distribuyó más de 64 millones de pesos a cinco nuevos partidos, lo que marcó el inicio de una tendencia que ha continuado hasta la actualidad. En las elecciones de 2021, el Instituto Nacional Electoral (INE) destinó entre 185 y 199 millones de pesos a tres nuevos partidos, todos los cuales perdieron su registro al no alcanzar el mínimo requerido de votos.
### El Impacto Económico de los Recursos Públicos
El análisis de los recursos asignados a estos partidos efímeros es crucial para entender el impacto económico que tienen en la sociedad. La suma de 1,193 millones de pesos podría haber sido utilizada para realizar dos millones de estudios de detección temprana de cáncer de mama o para construir cuatro mil viviendas de bajo costo. Esto plantea una pregunta importante sobre la efectividad de la asignación de recursos en el sistema político mexicano.
Los partidos que han logrado sobrevivir en el sistema, a menudo lo han hecho a través de alianzas con partidos más grandes, lo que les ha permitido acceder a más recursos públicos. Por ejemplo, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y el Partido del Trabajo (PT) han mantenido su relevancia política gracias a estas alianzas, a pesar de que muchos de los partidos efímeros han desaparecido rápidamente.
Los casos de partidos como el Partido de la Sociedad Nacionalista (PSN) y el Partido Alianza Social (PAS) son ilustrativos. Ambos partidos, que lograron mantener su registro durante un tiempo, recibieron sumas millonarias en recursos públicos, a pesar de no alcanzar el umbral necesario para continuar en el sistema electoral. En el caso del PSN, se embolsó 484.9 millones de pesos en un periodo de cuatro años, mientras que el PAS recibió 477.5 millones de pesos.
La situación se complica aún más con la aparición de partidos de corte confesional, como el Partido Encuentro Social (PES), que, a pesar de perder su registro en 2018, logró obtener un nuevo registro en 2020 y, en solo dos años, recibió 199.8 millones de pesos. Este patrón de obtener recursos públicos a través de la creación de partidos efímeros plantea serias dudas sobre la integridad del sistema electoral y la utilización de los recursos públicos.
La reforma electoral de 1996, que abrió las puertas a la pluralidad política, ha permitido que muchos partidos se registren y compitan, pero también ha generado un entorno donde los partidos pueden jugar, perder y aún así beneficiarse económicamente. En las elecciones de 2021, por ejemplo, el Partido Encuentro Solidario, a pesar de no alcanzar el umbral de votos, recibió 199.8 millones de pesos, lo que demuestra que el negocio de la política en México puede ser muy lucrativo, incluso para aquellos que no logran mantenerse en el juego.
A medida que se acercan las elecciones de 2027, se espera que nuevas fuerzas políticas busquen su registro. Sin embargo, la historia de los partidos efímeros sugiere que muchos de ellos pueden seguir el mismo camino de desaparición, dejando atrás una estela de recursos públicos mal utilizados y una pregunta persistente sobre la efectividad del sistema electoral en México.
