El Día de Muertos es una de las festividades más emblemáticas de México, donde se honra a los difuntos a través de diversas tradiciones y rituales. Uno de los elementos más significativos de esta celebración es la ofrenda de siete pisos, un altar que no solo es un homenaje a los que han partido, sino también un símbolo profundo de la conexión entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Esta ofrenda, rica en simbolismo y significado, refleja la cosmovisión de las culturas prehispánicas y su adaptación a la influencia católica tras la llegada de los españoles.
### Orígenes de la Ofrenda de Siete Pisos
La ofrenda de siete pisos tiene sus raíces en el sincretismo cultural que se produjo durante la evangelización en México. En la cosmovisión de las culturas indígenas, como la mexica, se creía que el alma del difunto debía emprender un arduo viaje a través de nueve niveles para llegar al Mictlán, el lugar de los muertos. Este viaje estaba lleno de obstáculos y era guiado por el perro Xoloitzcuintli, que ayudaba a las almas a cruzar al otro lado. Para facilitar este tránsito, se colocaban ofrendas, conocidas como tlamanalli, que incluían alimentos y objetos necesarios para el viaje.
Con la llegada de los españoles, el número nueve fue adaptado al simbolismo cristiano del número siete. Este número tiene múltiples significados en la tradición católica, representando los siete días de la creación, los siete sacramentos y los siete pecados capitales. Así, la ofrenda de siete niveles se convirtió en una representación de los siete pasos que el alma debe atravesar para purificarse y alcanzar la paz eterna, sirviendo como un puente entre los vivos y los muertos.
### Significado de Cada Nivel de la Ofrenda
Cada uno de los siete niveles de la ofrenda está cargado de simbolismo y lleva elementos específicos que ayudan al alma en su visita. A continuación, se detalla el significado de cada escalón, comenzando desde la base hasta la cima:
**Nivel 1: La Tierra (El inicio)**
– **Elementos:** Cruz de ceniza, incienso/copal, veladoras, petate.
– **Significado:** Este nivel simboliza el inicio del viaje del alma y el descanso. La cruz de ceniza ayuda al alma a salir del purgatorio, mientras que el humo del copal purifica el ambiente, creando un espacio sagrado para la llegada del difunto.
**Nivel 2: El Purgatorio**
– **Elementos:** Agua para calmar la sed, imágenes de las ánimas del purgatorio.
– **Significado:** Representa el lugar donde las almas expían sus pecados. El agua es esencial para el camino, simbolizando la necesidad de purificación y descanso.
**Nivel 3: La Purificación**
– **Elementos:** Recipientes con sal.
– **Significado:** La sal es un elemento purificador que limpia el alma de sus culpas, ayudando a su ascenso hacia el descanso eterno.
**Nivel 4: El Sustento**
– **Elementos:** Pan de muerto.
– **Significado:** Este nivel simboliza la ofrenda eucarística cristiana y el ciclo de la vida y la muerte, ofreciendo alimento al espíritu del difunto.
**Nivel 5: El Manjar**
– **Elementos:** Comida y bebida favorita del difunto, como mole, tequila, atole, fruta.
– **Significado:** Representa el deleite de los sentidos y el banquete de bienvenida, permitiendo que el alma disfrute de sus placeres terrenales.
**Nivel 6: El Retrato**
– **Elementos:** Fotografía del ser querido.
– **Significado:** Este nivel confirma la memoria y la presencia del difunto, asegurando que su espíritu sea bienvenido en el altar.
**Nivel 7: La Divinidad**
– **Elementos:** Imagen del santo o virgen de devoción, un crucifijo.
– **Significado:** Representa el cielo y la protección celestial que guía al alma hacia su lugar de descanso final.
La ofrenda de siete niveles es un testimonio vivo de la riqueza cultural de México. Este ritual no solo es un acto de amor y respeto hacia los difuntos, sino que también refleja la creencia de que la muerte no es el final, sino una parte integral del ciclo de la existencia que merece ser celebrada. A través de esta ofrenda, las familias mexicanas mantienen viva la memoria de sus seres queridos, creando un espacio donde la vida y la muerte coexisten en armonía.
