La lucha por el control del Cártel de Sinaloa ha cobrado un nuevo impulso en los últimos meses, con el gobierno federal intensificando sus esfuerzos para desmantelar las facciones que lo componen. En particular, la facción de Los Chapitos, liderada por los hijos de Joaquín «El Chapo» Guzmán, ha sido objeto de un enfoque especial, resultando en un número significativo de detenciones. Según datos oficiales, por cada líder de la facción rival, conocida como La Mayiza, que ha sido arrestado, se han capturado a dos miembros de Los Chapitos.
**El Contexto de la Violencia en Sinaloa**
La guerra entre estas dos facciones del Cártel de Sinaloa ha escalado desde que el nuevo gobierno asumió el poder en octubre de 2024. Desde entonces, las autoridades han reportado un total de 60 detenciones vinculadas al cártel, con un enfoque particular en los líderes de Los Chapitos. Este conflicto ha llevado a un aumento en la violencia en Sinaloa, especialmente en su capital, Culiacán, donde las balaceras y los enfrentamientos entre grupos rivales se han vuelto comunes.
El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, ha sido una figura clave en esta estrategia, anunciando que se han realizado más de 24,000 detenciones relacionadas con delitos de alto impacto en todo el país. En sus conferencias matutinas, ha destacado que de las 157 personas detenidas, 60 están vinculadas al Cártel de Sinaloa, con un número significativo de ellas pertenecientes a la facción de Los Chapitos.
La situación se complica aún más por la historia del Cártel de Sinaloa, que se remonta a los años 70. Esta larga trayectoria ha permitido que el cártel mantenga conexiones con mercados ilegales, lo que dificulta su desmantelamiento. Valentín Pereda, un experto en criminología, señala que esta conexión histórica es lo que permite que el cártel siga operando a pesar de los golpes que recibe.
**Estrategias del Gobierno y Respuesta del Cártel**
El gobierno federal ha implementado una estrategia de seguridad que incluye el despliegue de miles de elementos de la Guardia Nacional, la Marina y el Ejército en Sinaloa. Esta concentración de fuerzas tiene como objetivo debilitar a Los Chapitos, quienes han sido identificados como el grupo más inestable y violento en la región. Sin embargo, la estrategia también ha llevado a la captura de miembros de La Mayiza, aunque en menor medida.
A pesar de los esfuerzos del gobierno, la respuesta del cártel ha sido rápida y violenta. Recientemente, se han reportado enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y civiles armados, lo que ha resultado en la muerte de varios presuntos delincuentes y la captura de figuras clave dentro de la organización. La muerte de Jorge Humberto Figueroa, alias La Perris, jefe de seguridad de Iván Archivaldo Guzmán, es un ejemplo de cómo el gobierno ha logrado asestar golpes significativos a la estructura de Los Chapitos.
Sin embargo, el debilitamiento de Los Chapitos no significa que La Mayiza esté en una posición más fuerte. Las detenciones de figuras clave dentro de esta facción también han aumentado, aunque la mayoría de las acciones del gobierno se han centrado en Los Chapitos. Esto ha llevado a especulaciones sobre si existe un pacto entre el gobierno y La Mayiza para debilitar a Los Chapitos y así reducir la violencia en la región.
La situación en Sinaloa es un reflejo de la complejidad del crimen organizado en México. La guerra entre Los Chapitos y La Mayiza no solo es una lucha por el control del narcotráfico, sino también una batalla por la supervivencia de sus respectivas estructuras. A medida que el gobierno intensifica sus esfuerzos para desmantelar estas organizaciones, la violencia y la inestabilidad en la región probablemente continuarán.
En resumen, la guerra interna del Cártel de Sinaloa es un fenómeno en evolución que refleja las dinámicas del crimen organizado en México. Con un gobierno decidido a desmantelar estas facciones y un cártel que responde con violencia, el futuro de Sinaloa y la seguridad en la región siguen siendo inciertos.
