La reciente modificación constitucional en El Salvador ha generado un intenso debate tanto a nivel nacional como internacional. La Asamblea Legislativa, controlada por el partido Nuevas Ideas, ha ratificado una reforma que permite la reelección presidencial indefinida, lo que ha sido calificado por muchos como un ataque directo a la democracia y a la Constitución del país. Esta reforma no solo extiende el período presidencial a seis años, sino que también elimina la segunda vuelta electoral, lo que podría tener repercusiones significativas en el futuro político de El Salvador.
### Contexto de la Reforma Constitucional
La reforma fue aprobada en una sesión legislativa nocturna, donde se ratificaron varios artículos de la Constitución salvadoreña, específicamente los artículos 75, 80, 133, 152 y 154. Esta modificación permite que el actual presidente, Nayib Bukele, pueda postularse nuevamente en futuras elecciones, a pesar de que la Constitución originalmente prohibía la reelección inmediata. La decisión fue tomada con una abrumadora mayoría de 57 votos a favor de los 60 diputados presentes, lo que refleja el control que el partido oficialista ejerce sobre el legislativo.
Uno de los aspectos más controvertidos de esta reforma es la eliminación de la cláusula que prohibía a quienes habían ocupado la presidencia en el período inmediato anterior postularse nuevamente. Esto ha llevado a muchos críticos a argumentar que la reforma es un intento de consolidar el poder en manos de Bukele y su partido, debilitando así las instituciones democráticas del país.
La diputada Marcela Villatoro, del partido opositor Alianza Republicana Nacionalista (Arena), fue una de las voces más críticas durante la sesión. En su intervención, afirmó que los legisladores habían «matado la democracia disfrazada de legalidad» y que la reforma era una confesión pública de la intención de socavar la Constitución. Estas declaraciones reflejan el descontento de la oposición y de diversos sectores de la sociedad salvadoreña que ven en esta reforma un peligro para la estabilidad democrática del país.
### Implicaciones de la Nueva Legislación
Las implicaciones de esta reforma son profundas y podrían cambiar el panorama político de El Salvador en los próximos años. Al eliminar la segunda vuelta electoral, el sistema electoral se vuelve más vulnerable a la manipulación y a la concentración de poder. La segunda vuelta es un mecanismo que permite a los votantes elegir entre los dos candidatos más votados, lo que garantiza que el ganador tenga un respaldo más amplio de la población. Sin esta opción, un candidato podría ganar la presidencia con un porcentaje menor de votos, lo que podría llevar a una falta de legitimidad en su mandato.
Además, la extensión del período presidencial a seis años plantea preguntas sobre la gobernabilidad y la rendición de cuentas. Un mandato más largo sin la posibilidad de una segunda vuelta podría llevar a un gobierno más autoritario, donde las críticas y la oposición sean silenciadas. Esto es especialmente preocupante en un país como El Salvador, que ha luchado históricamente con problemas de corrupción y violaciones a los derechos humanos.
La reforma también ha sido vista como un intento de Bukele de consolidar su poder en un contexto donde su popularidad ha sido objeto de debate. Aunque Bukele ha mantenido un alto nivel de apoyo entre ciertos sectores de la población, su gobierno ha enfrentado críticas por su enfoque autoritario y por la falta de transparencia en la toma de decisiones. La modificación constitucional podría ser interpretada como un intento de asegurar su permanencia en el poder, independientemente de la opinión pública.
En el contexto internacional, esta reforma ha suscitado preocupaciones sobre el futuro de la democracia en América Latina. Muchos observadores ven en la reelección indefinida un patrón que se ha repetido en varios países de la región, donde líderes populistas han buscado modificar las leyes para perpetuarse en el poder. Esto ha llevado a un aumento de la vigilancia y la crítica por parte de organismos internacionales y gobiernos extranjeros, que ven en estos movimientos una amenaza a la estabilidad democrática.
La situación en El Salvador es un recordatorio de la fragilidad de las democracias en la región y de la importancia de mantener un sistema de pesos y contrapesos que impida la concentración de poder. La reforma constitucional no solo afecta a El Salvador, sino que también tiene repercusiones en la percepción de la democracia en toda América Latina, donde muchos países enfrentan desafíos similares en sus sistemas políticos.