La venta de combustible robado por parte de cárteles mexicanos ha alcanzado dimensiones internacionales, con reportes que indican que este ilícito se extiende hasta Japón, India y varias naciones africanas. Las agencias de inteligencia de Estados Unidos han revelado que organizaciones criminales como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel de Sinaloa y el Cártel del Golfo están detrás de esta actividad, que se ha convertido en una de las más lucrativas para estos grupos, superando incluso el tráfico de drogas en términos de rentabilidad.
### La Ruta del Huachicol: Un Negocio Global
El informe de la Red de Control de Crímenes Financieros de Estados Unidos destaca cómo el petróleo crudo robado es enviado a diversas compañías en Texas y otras partes del país, así como a mercados internacionales. Este fenómeno no solo representa un desafío para las autoridades mexicanas, sino que también plantea serias preocupaciones sobre la seguridad energética y la legalidad en el comercio de combustibles a nivel global.
Los cárteles han encontrado en el robo de combustible una forma de financiar sus operaciones criminales, utilizando el dinero obtenido para sostener sus actividades ilícitas. Según el informe, el robo de petróleo a Petróleos Mexicanos (Pemex) ha generado miles de millones de dólares, lo que les permite mantener una estructura operativa robusta y violenta. Esta situación ha llevado a que el gobierno de Estados Unidos considere a estos grupos como organizaciones terroristas, lo que implica un enfoque más agresivo en la lucha contra el tráfico de combustible robado.
La investigación también revela que los cárteles no actúan solos; cuentan con cómplices dentro de la industria del petróleo y el gas natural. Estos aliados facilitan el robo y la venta del crudo, lo que complica aún más la tarea de las autoridades para erradicar este problema. Las pequeñas empresas en Estados Unidos, especialmente en Texas y Nuevo México, son algunas de las que se involucran en este comercio ilícito, lo que subraya la interconexión entre el crimen organizado y el sector energético.
### Estrategias de Operación de los Cárteles
Los métodos utilizados por los cárteles para llevar a cabo el robo de combustible son variados y sofisticados. Una de las tácticas más comunes es el soborno a empleados de Pemex y a funcionarios locales, lo que les permite acceder a información privilegiada y facilitar el robo. Además, recurren a técnicas más agresivas, como perforar ductos y robar contenedores en refinerías. Estas acciones no solo son ilegales, sino que también representan un riesgo significativo para la seguridad pública y la infraestructura energética del país.
Una vez que los cárteles obtienen el crudo, lo almacenan en tanques ubicados en regiones que controlan, como Veracruz, Altamira y Monterrey. Desde allí, el combustible es transportado en camiones hacia Estados Unidos, donde se distribuye a diversas empresas que, a su vez, lo envían a mercados internacionales. Este proceso no solo es lucrativo, sino que también permite a los cárteles diversificar sus fuentes de ingresos y expandir su influencia más allá de las fronteras de México.
El informe también menciona que las empresas estadounidenses que colaboran con los cárteles pueden generar ganancias significativas, estimadas en más de cinco millones de dólares por cada contenedor enviado a jurisdicciones extranjeras. Esta cifra pone de manifiesto la magnitud del problema y la necesidad urgente de implementar medidas más efectivas para combatir el tráfico de combustible robado.
La situación se complica aún más por la incapacidad de México para refinar todo el crudo que produce. Las refinerías de Pemex están diseñadas para procesar petróleo ligero y dulce, lo que obliga al país a exportar crudo sin refinar e importar combustibles refinados. Esto crea una oportunidad para los cárteles, que pueden aprovechar el crudo pesado considerado como «desperdicio» para venderlo a refinerías en otros países.
La respuesta del gobierno de Estados Unidos ha sido clara: se están implementando sanciones contra individuos y empresas involucradas en el tráfico de combustible robado. La FinCEN ha emitido alertas para que las instituciones financieras estén atentas a actividades sospechosas relacionadas con los cárteles mexicanos. Este enfoque busca no solo desmantelar las redes de tráfico, sino también cortar las fuentes de financiamiento que sustentan a estas organizaciones criminales.
El problema del huachicol es un reflejo de la complejidad del crimen organizado en México y su impacto en la economía global. A medida que los cárteles continúan expandiendo sus operaciones, la colaboración entre gobiernos y agencias de inteligencia se vuelve esencial para abordar esta crisis de manera efectiva y proteger tanto la seguridad nacional como la integridad del mercado energético internacional.