La reciente detención de Gabriel ‘N’, el agresor de Arely Escobar, ha generado un gran revuelo en la sociedad mexicana, especialmente en el contexto de la lucha contra la violencia de género. Este caso, que ha estado en el ojo público desde que ocurrieron los hechos en mayo de 2024, pone de manifiesto la gravedad del feminicidio y la necesidad de un sistema judicial más eficiente y sensible a las víctimas. Arely Escobar, quien fue víctima de un intento de feminicidio, ha tenido que enfrentar no solo las secuelas físicas de su agresión, sino también un largo camino hacia la justicia que ha estado lleno de obstáculos.
La detención de Gabriel ‘N’ se produjo el 25 de junio de 2025, después de más de un año de estar prófugo. La vinculación a proceso por tentativa de feminicidio se basa en el intento de quemar viva a Arely, un acto que ocurrió en Chimalhuacán, Estado de México. La brutalidad del ataque, en el que el agresor le roció alcohol y le prendió fuego, dejó a Arely con quemaduras de segundo y tercer grado en varias partes de su cuerpo, lo que requirió un mes y medio de hospitalización y múltiples tratamientos médicos.
La lucha de Arely no solo ha sido física, sino también emocional y legal. En una entrevista, Arely compartió su experiencia de vivir con dolores constantes y la angustia de haber sido víctima de un acto tan violento. A pesar de la gravedad de sus heridas, el caso fue inicialmente tipificado como lesiones, lo que refleja una falta de perspectiva de género en el tratamiento de estos delitos. Sin embargo, gracias al apoyo del abogado Maximiliano Carranza, quien es fundador de Províctimas México, se logró reclasificar el caso a tentativa de feminicidio. Este cambio es crucial, ya que permite que el sistema judicial reconozca la intención del agresor de acabar con la vida de Arely.
La defensa de Arely está trabajando arduamente para garantizar que se haga justicia. Actualmente, el agresor se encuentra en el penal de Neza – Bordo, y se han dictado dos meses para la investigación complementaria. La defensa busca ampliar este plazo para llevar a cabo todas las diligencias necesarias, incluyendo peritajes de antropología forense, con el objetivo de asegurar que se imponga la pena máxima, que puede llegar hasta 46 años de prisión. Arely ha expresado su deseo de que se haga justicia, no solo por ella, sino por todas las mujeres que han sufrido violencia de género. «No es justo que una persona esté así fuera, le puede hacer daño a otra y no se me haría justo que alguien más viviera lo que yo pasé», afirmó.
La situación de Arely también refleja un problema más amplio en México, donde el feminicidio y la violencia de género son problemas endémicos. El Estado de México es uno de los estados con mayores índices de feminicidio en el país, lo que subraya la urgencia de abordar esta crisis. La falta de protección adecuada para las víctimas y la impunidad que rodea a los agresores son cuestiones que deben ser tratadas con seriedad por las autoridades. Arely, tras su agresión, se vio obligada a mudarse a la Ciudad de México con sus tres hijas, donde actualmente cuenta con medidas de protección. Esto resalta la necesidad de un sistema que no solo castigue a los agresores, sino que también proteja a las víctimas y les brinde un entorno seguro.
El caso de Arely Escobar es un recordatorio de la lucha constante que enfrentan muchas mujeres en México. La violencia de género no solo afecta a las víctimas, sino que también tiene un impacto profundo en sus familias y comunidades. La sociedad debe unirse para exigir un cambio en el sistema judicial y en la forma en que se trata a las víctimas de violencia. La visibilización de casos como el de Arely es fundamental para crear conciencia y fomentar un cambio cultural que erradique la violencia de género.
A medida que avanza el proceso judicial contra Gabriel ‘N’, la atención pública sobre este caso podría ser un catalizador para reformas más amplias en el sistema judicial mexicano. La lucha de Arely es una de muchas, y su valentía al hablar sobre su experiencia puede inspirar a otras mujeres a buscar justicia y a no permanecer en silencio ante la violencia. La sociedad tiene la responsabilidad de apoyar a las víctimas y de exigir un cambio real en la forma en que se aborda la violencia de género en México.
