En un ambiente de profunda tristeza y respeto, más de 200 personas se reunieron en la Parroquia de Nuestra Señora de Loreto, en Tultepec, para rendir homenaje a Alejandro Cortés Urban y Alejandra Cortés Reyes, dos artesanos pirotécnicos que perdieron la vida en una trágica explosión en La Saucera. La comunidad, unida en el dolor, recordó la labor de estos trabajadores, quienes dedicaron sus vidas a la pirotecnia, una tradición arraigada en la región.
La misa, oficiada por un sacerdote, fue un momento de reflexión y recuerdo. Los asistentes, vestidos de negro, compartieron anécdotas y recuerdos de los fallecidos, mientras portaban estandartes con imágenes de San Juan de Dios, el santo patrono de los pirotécnicos. Este gesto simbolizó no solo la tristeza por la pérdida, sino también el reconocimiento de la importancia de su trabajo en la cultura local.
El cortejo fúnebre, que se dirigió al panteón municipal del Barrio San Martín, fue un espectáculo conmovedor. Compañeros de los fallecidos lanzaron cohetes al aire, llenando el cielo de luces y sonidos, mientras una batucada acompañaba el recorrido. Las coronas de flores, llevadas por familiares y amigos, simbolizaban el amor y el respeto hacia los que ya no están. La distancia entre la iglesia y el cementerio, de casi un kilómetro, se convirtió en un camino de homenaje, donde la comunidad se unió para recordar a sus seres queridos.
La tragedia ocurrió el miércoles 11 de junio, cuando Alejandro y Alejandra se encontraban trabajando en La Saucera, un área autorizada por la Secretaría de la Defensa Nacional para la fabricación de artificios pirotécnicos. Alrededor de la 1:00 PM, una explosión devastadora cobró sus vidas y dejó heridas a ocho personas más, además de causar daños significativos a cinco talleres, que quedaron en su mayoría calcinados. Este incidente ha reavivado el debate sobre la seguridad en la industria pirotécnica, un tema que ha sido motivo de preocupación en la región durante años.
La pirotecnia en Tultepec es más que un simple oficio; es una tradición que ha pasado de generación en generación. Los artesanos pirotécnicos son reconocidos por su habilidad y creatividad, creando espectáculos que iluminan las festividades locales. Sin embargo, la naturaleza del trabajo conlleva riesgos inherentes, y la comunidad ha enfrentado tragedias similares en el pasado. La explosión en La Saucera es un recordatorio doloroso de la necesidad de mejorar las condiciones de seguridad en este sector.
La comunidad de Tultepec ha comenzado a organizarse para exigir cambios que garanticen la seguridad de los trabajadores. Las voces de los familiares de las víctimas se han alzado, pidiendo a las autoridades que implementen medidas más estrictas y que se realicen inspecciones regulares en los talleres pirotécnicos. La esperanza es que, a través de la tragedia, se logre un cambio positivo que evite que otros sufran el mismo destino.
Mientras tanto, la comunidad continúa con su duelo, recordando a Alejandro y Alejandra no solo por su trágica partida, sino también por su contribución a la cultura y la tradición de Tultepec. La pirotecnia es un arte que requiere dedicación y pasión, y aquellos que lo practican merecen ser reconocidos y protegidos.
La explosión en La Saucera ha dejado una marca indeleble en la comunidad, y aunque el dolor es profundo, la unión y el apoyo mutuo entre los habitantes de Tultepec se han fortalecido. En medio de la tristeza, hay un llamado a la acción, un deseo de que la memoria de los caídos sirva para impulsar cambios que garanticen un futuro más seguro para todos los que trabajan en esta noble tradición. La comunidad de Tultepec, conocida como la capital de la pirotecnia, se enfrenta a un momento crítico, donde la seguridad y la tradición deben ir de la mano para preservar la vida y el legado de sus artesanos.