La situación energética en Cuba se ha vuelto crítica, con apagones que afectan a casi la mitad del país. La Unión Eléctrica (UNE) ha informado que los cortes de electricidad alcanzan hasta 20 horas diarias en diversas regiones, incluyendo importantes ciudades como Santiago de Cuba y Holguín. La crisis se ha intensificado desde agosto de 2024, cuando las averías en las obsoletas centrales termoeléctricas comenzaron a ser más frecuentes, sumándose a un déficit de combustible que ha dejado a muchas instalaciones fuera de servicio.
La UNE ha señalado que, durante el horario de máxima demanda, se estima que la capacidad de generación eléctrica es de 1,935 megavatios (MW), mientras que la demanda alcanza los 3,500 MW. Esto genera un déficit de 1,565 MW, lo que obliga a desconectar más de 1,600 MW para evitar apagones desordenados. La situación es tan grave que en los últimos siete meses se han registrado cuatro apagones nacionales, de los cuales la recuperación ha tomado días.
### Causas de la Crisis Energética
Las causas de esta crisis son múltiples y complejas. En primer lugar, las centrales termoeléctricas de Cuba son en su mayoría obsoletas, resultado de décadas de explotación sin la inversión y el mantenimiento adecuados. Actualmente, cinco de las 20 unidades de producción termoeléctrica están fuera de servicio debido a averías o mantenimiento, y 71 centrales de generación distribuida están inactivas por falta de combustible, como diésel y fueloil.
Además, la falta de divisas ha limitado la capacidad del país para importar el combustible necesario para operar estas plantas. Expertos independientes han señalado que la crisis energética es el resultado de una infrafinanciación crónica en el sector eléctrico, que ha estado bajo control estatal desde la revolución de 1959. El gobierno cubano, por su parte, atribuye parte de esta crisis a las sanciones impuestas por Estados Unidos, que han dificultado aún más la importación de recursos y tecnología necesarios para modernizar la infraestructura eléctrica.
Diversos análisis sugieren que el gobierno cubano necesitaría entre 8,000 y 10,000 millones de dólares para revitalizar la red eléctrica del país. Sin embargo, la situación económica general de Cuba también es preocupante. En 2023, la economía se contrajo un 1.9%, y las proyecciones para 2025 no son optimistas, con un crecimiento esperado de solo el 1%. Esto significa que el Producto Interno Bruto (PIB) de la isla sigue por debajo de los niveles de 2019, lo que agrava aún más el descontento social.
### Impacto en la Población y la Economía
Los apagones prolongados no solo afectan la calidad de vida de los cubanos, sino que también tienen un impacto significativo en la economía del país. Las largas horas sin electricidad dificultan el funcionamiento de negocios y servicios esenciales, lo que a su vez afecta la producción y el empleo. Las pequeñas y medianas empresas, que son fundamentales para la economía local, se ven especialmente perjudicadas, ya que dependen de un suministro eléctrico constante para operar.
El descontento social ha ido en aumento, y las protestas por la falta de electricidad y la crisis económica se han vuelto más frecuentes. La población, que ya enfrenta dificultades debido a la escasez de alimentos y medicinas, se siente cada vez más frustrada por la incapacidad del gobierno para resolver estos problemas. Las redes sociales se han convertido en un espacio donde los cubanos expresan su descontento y comparten sus experiencias con los apagones, lo que ha contribuido a una creciente presión sobre el gobierno para que tome medidas efectivas.
La crisis energética en Cuba es un reflejo de problemas más profundos que afectan al país, incluyendo la falta de inversión en infraestructura, la dependencia de combustibles importados y la ineficiencia de un sistema estatal que ha mostrado ser incapaz de adaptarse a las necesidades actuales. A medida que la situación continúa deteriorándose, es probable que la presión sobre el gobierno aumente, lo que podría llevar a cambios significativos en la política energética y económica del país en el futuro.