La situación actual en el gobierno de Estados Unidos ha llevado a varios congresistas a tomar una decisión poco común: renunciar a sus salarios mientras dure el cierre gubernamental. Este cierre, que ha entrado en su cuarto día, se produce en un contexto de desacuerdos entre las dos principales fuerzas políticas del país, los republicanos y los demócratas, quienes no han logrado llegar a un acuerdo sobre el presupuesto federal. La renuncia a los salarios por parte de algunos legisladores ha sido vista como un gesto simbólico en medio de la crisis.
La mayoría de los miembros del Congreso de EE. UU. reciben un salario anual de 174 mil dólares, una cifra que puede aumentar para aquellos en posiciones de liderazgo. Sin embargo, en este momento, varios congresistas han optado por donar sus ingresos a causas humanitarias o han solicitado que sus pagos sean retenidos hasta que se resuelva la situación. Entre los que han anunciado su decisión se encuentran tanto republicanos como demócratas, lo que refleja un esfuerzo bipartidista en un momento de gran tensión política.
La senadora republicana Ashley Moody y los representantes Mariannette Miller-Meeks, Mike Lawler y John James son algunos de los legisladores que han decidido renunciar a su salario. Por el lado demócrata, el senador Andy Kim y los representantes Josh Gottheimer, Nellie Pou y Mikie Sherrill también han confirmado su intención de no cobrar durante el cierre. La representante Miller-Meeks expresó en un comunicado que si los militares y veteranos no reciben su salario, los miembros del Congreso tampoco deberían hacerlo.
El cierre gubernamental ha afectado a aproximadamente 900 mil trabajadores federales, quienes han sido suspendidos de sus labores, mientras que otros 700 mil están trabajando sin recibir salario. A pesar de esta situación, algunos servicios esenciales continúan operando, incluyendo los controladores aéreos y el personal de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), así como otros departamentos críticos como el de Seguridad Nacional y el de Inmigración y Aduanas.
Este cierre es el primero en siete años y ha generado un ambiente de acusaciones entre los dos partidos. Los republicanos han culpado a los demócratas de buscar intencionalmente el cierre, mientras que los demócratas han negado estas acusaciones, argumentando que la oposición está utilizando tácticas políticas para obstaculizar el proceso legislativo. La falta de acuerdo se ha centrado en cuestiones de financiación, especialmente en relación con servicios sanitarios que, según los republicanos, beneficiarían a inmigrantes indocumentados.
En medio de esta crisis, el presidente Donald Trump ha amenazado con aprovechar la situación para reducir el tamaño del gobierno federal y despedir a funcionarios considerados no esenciales si el cierre se prolonga. La próxima votación en el Senado sobre las propuestas presupuestarias está programada para el lunes, lo que podría determinar el futuro inmediato del gobierno y de los empleados federales.
El impacto económico del cierre gubernamental es significativo. Se estima que el cierre podría provocar pérdidas de hasta 15 millones de dólares a la semana, afectando no solo a los empleados federales, sino también a las comunidades que dependen de los servicios gubernamentales. La incertidumbre sobre la duración del cierre y sus repercusiones ha llevado a muchos a cuestionar la efectividad del proceso legislativo y la capacidad de los líderes políticos para llegar a un acuerdo que beneficie a la población.
En este contexto, la decisión de algunos congresistas de renunciar a su salario se presenta como un intento de mostrar solidaridad con los trabajadores afectados y de presionar para que se alcance un acuerdo. Sin embargo, la situación sigue siendo tensa, y la falta de un consenso claro entre las partes podría prolongar el cierre y sus efectos adversos en la economía y en la vida de millones de estadounidenses. La atención ahora se centra en la próxima votación en el Senado, donde se espera que se discutan las propuestas presupuestarias que podrían poner fin a esta crisis.
