La madrugada del 15 de mayo de 2025, el presidente municipal de Santiago Amoltepec, Mario Hernández García, fue víctima de un ataque armado que le costó la vida. Este trágico suceso, que también resultó en la muerte de dos policías municipales, se produjo en un camino que conecta la cabecera municipal con la comunidad de Piedra Liza. Según informes preliminares, el edil regresaba de una fiesta patronal cuando su patrulla fue emboscada por desconocidos que utilizaron armas de fuego de alto calibre. A pesar de ser trasladado a una clínica local, su estado de salud se deterioró y fue enviado a un hospital en Teojomulco, donde lamentablemente falleció en el trayecto.
Los detalles del ataque son escalofriantes. La Fiscalía General de Oaxaca confirmó que el incidente ocurrió en un paraje conocido como “El Tablero”, en la ruta hacia la comunidad “El Mamey”. Además de las víctimas fatales, se reportaron tres personas heridas que lograron sobrevivir al ataque. Este hecho no es un caso aislado, sino que se inscribe en un contexto de creciente violencia política en la región, donde los asesinatos de figuras políticas se han vuelto alarmantemente comunes.
La violencia política en Oaxaca ha cobrado vidas en múltiples ocasiones. Por ejemplo, el 8 de enero de 2025, Laurencio Hernández, hermano del presidente municipal asesinado, fue también víctima de un ataque mortal. Este patrón de violencia se ha repetido en Santiago Amoltepec, donde el 24 de mayo de 2024, el síndico municipal, Gaudencio Hernández, y su hijo fueron asesinados por un grupo armado. Estos crímenes reflejan un clima de inseguridad y temor que afecta a los funcionarios y a la población en general.
### Un Contexto de Inseguridad y Miedo
La situación de violencia en Oaxaca no se limita a Santiago Amoltepec. A lo largo de los últimos años, varios políticos y candidatos han sido asesinados en circunstancias similares. Por ejemplo, el 11 de mayo de 2025, el excandidato a presidente municipal de Santa María Ipalapa, Gerardo Leobardo Santos López, fue asesinado, y un día antes, el regidor de Santiago Niltepec, David Castillejos Cruz, también perdió la vida en un ataque armado. Estos eventos han generado un clima de miedo entre los funcionarios públicos y han llevado a muchos a cuestionar su seguridad y la de sus familias.
La violencia política en Oaxaca tiene raíces profundas que se entrelazan con la lucha por el poder y el control territorial. Grupos criminales han encontrado en la política un campo fértil para ejercer su influencia, lo que ha llevado a un aumento en los ataques contra aquellos que se atreven a desafiar su autoridad. La impunidad que rodea estos crímenes solo alimenta el ciclo de violencia, haciendo que muchos opten por el silencio en lugar de arriesgar sus vidas.
El caso de Mario Hernández García es un recordatorio doloroso de que la violencia política no solo afecta a los individuos, sino que tiene repercusiones en toda la comunidad. La pérdida de un líder local puede desestabilizar la gobernanza y afectar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones. En un contexto donde la violencia se ha normalizado, es crucial que las autoridades tomen medidas efectivas para proteger a los funcionarios y garantizar la seguridad de la población.
### La Respuesta de las Autoridades y la Sociedad Civil
Ante la creciente ola de violencia, las autoridades de Oaxaca han expresado su compromiso de investigar a fondo los crímenes políticos y llevar a los responsables ante la justicia. Sin embargo, la efectividad de estas promesas se pone en duda ante la falta de resultados tangibles en casos anteriores. La sociedad civil también ha comenzado a alzar la voz, exigiendo un cambio en la forma en que se aborda la violencia política y pidiendo medidas más contundentes para proteger a los líderes comunitarios.
Organizaciones no gubernamentales han comenzado a trabajar en la creación de redes de apoyo para los funcionarios públicos, ofreciendo capacitación en seguridad y estrategias para mitigar riesgos. Sin embargo, el camino hacia una solución duradera es complicado y requiere un esfuerzo conjunto entre el gobierno, la sociedad civil y la comunidad internacional.
La violencia política en Oaxaca es un fenómeno complejo que no se resolverá de la noche a la mañana. La muerte de Mario Hernández García y otros líderes políticos es un llamado urgente a la acción. Es fundamental que se implementen políticas efectivas para combatir la impunidad y garantizar la seguridad de todos los ciudadanos, especialmente aquellos que se encuentran en posiciones de liderazgo. Solo así se podrá comenzar a restaurar la confianza en las instituciones y construir un futuro más seguro para todos.