La reciente decisión de Dinamarca de elevar la edad de jubilación a 70 años ha generado un intenso debate tanto a nivel nacional como internacional. Esta medida, que se implementará gradualmente a partir de 2040, se basa en la premisa de que la población danesa está envejeciendo de manera diferente a generaciones anteriores. Actualmente, la edad de jubilación en Dinamarca es de 67 años, pero se incrementará a 68 años en 2030 y a 69 años en 2035, hasta alcanzar los 70 años en 2040. Esta decisión se fundamenta en una ley aprobada en 2006 que vincula la esperanza de vida con la edad de jubilación, lo que refleja una tendencia global hacia la adaptación de los sistemas de pensiones ante el envejecimiento de la población.
### La Sostenibilidad del Sistema de Pensiones
La principal razón detrás de este cambio es la necesidad de garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones danés. Con el aumento de la esperanza de vida, que ha pasado de 67 a 73 años entre 2000 y 2019, los gobiernos de todo el mundo se enfrentan al desafío de financiar pensiones para una población que vive más tiempo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que para 2050, una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años, lo que plantea serias preguntas sobre la viabilidad de los sistemas de pensiones actuales.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha respaldado la idea de aumentar la edad de jubilación a nivel global, argumentando que «los 70 son los nuevos 50». Según un informe del FMI, una persona de 70 años en 2022 tiene capacidades cognitivas comparables a las de una persona de 53 años en 2000. Esta afirmación pone de relieve la necesidad de reevaluar las percepciones sobre la edad y la capacidad laboral de los trabajadores mayores.
Sin embargo, este aumento en la edad de jubilación no ha estado exento de críticas. Los sindicatos de trabajadores han expresado su preocupación, argumentando que esta medida podría afectar negativamente la calidad de vida de los trabajadores de mayor edad, quienes a menudo enfrentan desafíos físicos y mentales que pueden dificultar su capacidad para trabajar hasta los 70 años.
### Comparativa con América Latina
Mientras Dinamarca se prepara para implementar esta medida, es interesante observar cómo se compara la situación en América Latina. En la región, la edad de jubilación promedio es de 65 años, con países como Argentina, Chile, Costa Rica, Cuba, Honduras y Perú siguiendo esta norma. En México, la situación es similar, ya que la edad de jubilación para quienes cotizan en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es de 65 años, mientras que la cesantía por edad avanzada se establece en 60 años.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ha reportado un aumento en la población de adultos mayores en México, que ha pasado del 12.3% al 14.7% en solo cinco años. Esto plantea un desafío significativo para el sistema de pensiones del país, que ya enfrenta problemas de sostenibilidad. Para los trabajadores del IMSS, la jubilación anticipada es posible a partir de los 60 años, siempre que cumplan con un mínimo de semanas de cotización. Por otro lado, los trabajadores del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) pueden optar por la jubilación anticipada a los 53 años para mujeres y 55 para hombres, siempre que cumplan con los años de servicio requeridos.
La Ley 73 permite a los trabajadores jubilarse a los 60 años si han cotizado al menos 500 semanas, mientras que la Ley 97, que se introdujo con las Afores, no establece una edad específica, pero sugiere 65 años como referencia. Determinar a qué ley pertenece un trabajador depende de la fecha en que comenzó a cotizar, lo que añade un nivel de complejidad a la planificación de la jubilación en México.
La situación en Dinamarca y América Latina refleja una tendencia global hacia la adaptación de los sistemas de pensiones ante el envejecimiento de la población. A medida que más países enfrentan el desafío de financiar pensiones para una población que vive más tiempo, es probable que veamos más cambios en las políticas de jubilación en todo el mundo. La clave estará en encontrar un equilibrio entre la sostenibilidad del sistema de pensiones y la calidad de vida de los trabajadores mayores, un desafío que requerirá un enfoque cuidadoso y considerado por parte de los gobiernos y las instituciones involucradas.