El Informe Mundial sobre la Felicidad 2025 ha revelado que Finlandia se posiciona como el país más feliz del mundo, seguido de Dinamarca, Islandia y Suecia. Este hallazgo, aunque esperado, plantea interrogantes sobre la relación entre la riqueza y el bienestar. A menudo, se asocia la pobreza con la infelicidad, sugiriendo que el crecimiento económico es un prerrequisito para una vida satisfactoria. Sin embargo, un análisis más profundo sugiere que la felicidad es un fenómeno multifacético que no puede ser reducido a simples métricas económicas.
### La Evaluación de la Vida y sus Limitaciones
El Informe Mundial sobre la Felicidad utiliza una metodología que se basa en la evaluación de la vida, donde se le pide a los encuestados que se ubiquen en una escala de 11 peldaños, representando desde la mejor hasta la peor vida posible. Aunque esta métrica puede ofrecer una visión general, es insuficiente para capturar la complejidad del bienestar humano. La felicidad no es solo una cuestión de riqueza material; también involucra relaciones interpersonales, salud emocional, y un sentido de propósito.
Por ejemplo, una persona puede experimentar problemas de salud o inseguridad económica, pero aún así encontrar satisfacción en sus relaciones familiares o en su comunidad. La forma en que se formula la pregunta sobre la evaluación de la vida puede influir en las respuestas, llevando a los encuestados a centrarse en aspectos materiales en lugar de otros factores que contribuyen a su bienestar.
Este sesgo en la evaluación de la vida puede resultar en una correlación engañosa entre el Producto Interno Bruto (PIB) y la felicidad. Si la evaluación de la vida se convierte en un reflejo de la prosperidad económica, es lógico que los países más ricos se clasifiquen como más felices. Sin embargo, esto no necesariamente refleja la realidad de la vida cotidiana de sus ciudadanos.
### Un Enfoque Más Amplio del Bienestar
Recientemente, un grupo de investigadores ha presentado un estudio que desafía la narrativa convencional sobre la felicidad y el bienestar. Este estudio, que abarca a más de 200,000 personas en 22 países, ha utilizado una metodología más integral que incluye diversas dimensiones del bienestar, como la salud, las relaciones sociales, y el sentido de la vida. Los resultados han revelado que, aunque Suecia se clasifica alto en la evaluación de la vida, su bienestar compuesto es significativamente más bajo cuando se consideran otros factores.
Sorprendentemente, países como Indonesia y Nigeria, que tienen un PIB per cápita mucho más bajo que Suecia, han mostrado niveles más altos de bienestar compuesto. Esto sugiere que la riqueza material no es el único determinante de la felicidad. En muchos casos, las comunidades más unidas, donde las relaciones interpersonales son fuertes y el sentido de pertenencia es elevado, pueden ofrecer un mayor bienestar que las sociedades más ricas pero menos conectadas.
Por ejemplo, Japón, a pesar de ser una de las economías más avanzadas del mundo, ha mostrado niveles bajos de bienestar compuesto, en parte debido a la falta de conexiones sociales y un sentido de propósito. En contraste, Indonesia, donde una gran parte de la población participa activamente en actividades religiosas y comunitarias, ha reportado altos niveles de bienestar. Esto pone de manifiesto la importancia de las relaciones sociales y el sentido de comunidad en la búsqueda de una vida satisfactoria.
### La Búsqueda de un Equilibrio
Es crucial reconocer que la pobreza no es deseable y que mejorar las condiciones materiales es fundamental. Sin embargo, la investigación sugiere que un enfoque exclusivo en el crecimiento económico puede tener consecuencias negativas para el bienestar general de la población. La pregunta que surge es cómo se puede fomentar el desarrollo económico sin sacrificar el sentido de comunidad y las relaciones interpersonales que son esenciales para una vida plena.
Israel, por ejemplo, ha logrado equilibrar un alto nivel de bienestar compuesto con una economía próspera, en parte gracias a su fuerte vida comunitaria y religiosa. Esto plantea la cuestión de si otros países, como Suecia, podrían aprender de estas experiencias para restaurar un sentido de comunidad y propósito sin comprometer su estabilidad económica.
La búsqueda de la felicidad es un camino complejo que requiere un enfoque holístico. A medida que el mundo se enfrenta a desafíos económicos y sociales, es fundamental que los gobiernos y las instituciones reconsideren sus prioridades y enfoquen sus esfuerzos en fomentar no solo la riqueza material, sino también el bienestar emocional y social de sus ciudadanos. La felicidad no es solo un destino, sino un viaje que involucra múltiples dimensiones de la vida humana.